Si hay un término denostado en nutrición este es “hidratos de carbono”. Mientras que las proteínas se consideran el “nutriente noble” y parece que ninguna cantidad es suficiente, mucha gente piensa que los hidratos de carbono son los culpables de todos los males que nos aquejan y que cuantos menos comamos, mejor. Los “hidratos” son los nuevos villanos y para desprestigiar a un alimento mucha gente lo justifica diciendo “es que tiene muchos hidratos”.
Los hidratos de carbono son un conjunto de sustancias químicas vitales para el ser humano. Es nuestra fuente principal de energía y son fundamentales en nuestra alimentación diaria. Aproximadamente entre el 40 y el 60% de nuestro aporte de calorías debería venir de los hidratos de carbono.
Pero cuando comemos no ingerimos hidratos de carbono, o proteínas o grasas; comemos alimentos enteros con diferentes proporciones de nutrientes. El “paquete” en el que los hidratos de carbono y los demás nutrientes vienen envueltos tiene una gran importancia y es a lo que debemos prestar más atención.
¿Son todos los hidratos de carbono iguales?
No todos los hidratos de carbono son iguales ni se comportan de la misma forma en cuanto al modo en que se absorben y ejercen sus efectos en nuestro organismo. Este concepto es básico, se estudia en el bachillerato y en el primer curso de cualquier carrera universitaria relacionada con las ciencias de la salud; y es por ello asombroso que todavía tanta gente esté confundida sobre este tema.
Los hidratos de carbono procedentes del azúcar, de los alimentos azucarados (en cualquier formato – azúcar refinado, azúcar “integral” o “panela”, siropes, “azúcar de coco”), de los refrescos o de los cereales refinados tienen un efecto perjudicial en la salud humana. Tomados con frecuencia y de forma sostenida se asocian con un aumento en la tasa de sobrepeso, obesidad, diabetes tipo 2, hipertensión, enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer.
Los hidratos de carbono procedentes de los cereales integrales, las legumbres y las frutas enteras se asocian con una menor frecuencia de estas mismas enfermedades.
Es decir, el mismo nutriente (hidratos de carbono) tiene un efecto opuesto en la salud humana dependiendo del envoltorio en el que venga. Efecto negativo si procede de azúcar y cereales refinados y efecto positivo si proviene de cereales integrales, legumbres y frutas.
Estas diferencias están determinadas sobre todo por la rapidez con la que digerimos y absorbemos la glucosa a partir de unos y otros alimentos; así como por el efecto protector sobre la salud que tienen sustancias como la fibra y los antioxidantes presentes en frutas, cereales integrales y legumbres, y ausentes en cereales refinados y azúcar.
Aunque este es un problema constante cuando leemos artículos de divulgación en la mayoría de medios de comunicación, es especialmente deprimente cuando son investigadores médicos los que perpetúan la idea falsa de la maldad de los hidratos de carbono. Esto viene a cuento del estudio PURE, publicado hace un par de semanas en la revista Lancet, un estudio realizado en un gran número de países de los cinco continentes que pretendía analizar la relación entre hábitos alimentarios, enfermedades cardiovasculares y mortalidad en un amplio grupo de personas (135.000). Aunque el estudio, financiado con fondos públicos de diversas universidades y por alguna empresa privada como Unilever y algunas farmacéuticas, podría haber sido de enorme utilidad para entender mejor la relación entre alimentación y salud, la forma en que los datos han sido analizados y los resultados difundidos no puede haber sido peor. Porque no aporta más que confusión.
La conclusión del estudio, es que “una alta ingesta de hidratos de carbon se asoció con un mayor riesgo de mortalidad total, mientras que la ingesta de grasa total y los diferentes tipos de grasa fueron asociados con menor mortalidad total. El consumo de grasa total y de los diferentes tipos de grasa no se asociaron con mayor tasa de enfermedad cardiovascular, infarto de miocardio o mortalidad de cause cardiovascular, pero la ingesta de grasa saturada mostró una relación inversa con el infarto cerebral”.
Los investigadores se han apresurado a difundir estos resultados en todos los foros posibles y muchos medios de comunicación se han apresurado también a “celebrar” la noticia con titulares sensacionalistas e irresponsables como este.
¿Por qué es una irresponsabilidad la forma en que se han analizado los datos y publicado estos resultados en una de las más prestigiosas revistas médicas?
La razón principal es que los investigadores no han analizado el efecto de los hidratos de carbono dependiendo de su fuente de procedencia. Es decir, la coca cola y las legumbres van juntas. Dos productos con efectos opuestos en la salud se analizan dentro del mismo grupo, para concluir que los hidratos de carbono en conjunto son “malos”.
Sin embargo los investigadores no han escatimado medios para analizar los diferentes tipos de grasas por separado, que es lo lógico. ¿Por qué no han hecho lo mismo con los hidratos de carbono? No consigo explicármelo. Como a los participantes del estudio se les preguntaba directamente qué alimentos consumían, esta información la tienen seguro. Pero la información no aparece en el artículo, ni siquiera en el material suplementario. Como no concibo que no hayan analizado este dato, tengo que concluir que por el motivo que sea han preferido no contarlo. ¿Quizá porque si hubieran analizado el tipo de hidrato de carbono según su procedencia la historia que cuentan ya no sería la misma? ¿Quizá ya no podrían decir que los hidratos de carbono se asocian con mayor mortalidad y las grasas con menor mortalidad? ¿Quizá porque tendrían que haber reconocido que las personas que tomaban pocas grasas en este estudio a cambio tomaban mucho azúcar y cereales refinados y que esta, y no la baja ingesta de grasas es la causa de sus problemas? ¿Quizá porque tendrían que haber reconocido que la dieta de alguno de los países participantes se basa mayoritariamente en arroz blanco, refinado, y poco más, y que es este tipo de hidrato de carbono, y no todos en general, el causante de la alta mortalidad? (además de la pobreza general y la falta de recursos sanitarios que acompaña a este tipo de dietas, por supuesto).
Pues no satisfechos con esto todavía han tenido la temeridad de afirmar que “a la luz de sus resultados se deberían reconsiderar las recomendaciones alimentarias mundiales”.
Afortunadamente la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard ha emitido un comunicado explicando con detalle los errores metodológicos de este estudio y confirmando que NO hay que modificar ninguna recomendación nutricional a la luz de estos resultados.
Lo más sorprendente es que el mismo grupo de investigadores ha publicado el mismo día y en la misma revista otro estudio (al que no se ha dado casi ninguna publicidad por cierto) realizado sobre la misma población que concluye que “el mayor consumo de frutas, verduras y legumbres se asoció con un menor riesgo de mortalidad total y de mortalidad de origen no cardiovascular.”
Es asombroso que nadie del equipo investigador se haya parado un momento y preguntado cómo es posible que alimentos ricos en hidratos de carbono como las frutas y las legumbres se asocien con resultados positivos, mientras que la ingesta de “hidratos de carbono” tenga resultados negativos.
Y preocupante cuanto menos el hecho de que ningún revisor ni ninguno de los editores haya exigido analizar los datos separando unas fuentes de hidratos de carbono de otras.
En resumen
Cuando en algún periódico, revista o cualquier otro medio de comunicación digan: “el estudio x ha encontrado que los hidratos de carbono aumentan la mortalidad, (o producen obesidad, o el efecto que sea) la pregunta clave es: ¿pero qué tipo de hidratos de carbono? Si el estudio o la noticia no recoge este dato, mal asunto. O el estudio ha sido mal diseñado o mal llevado a cabo o los resultados se están contando de forma perversa o la noticia es sensacionalista y solo busca el impacto rápido. En cualquier caso, desconfiad.
Los hidratos de carbono son una parte fundamental de nuestra dieta. Los cereales integrales, las legumbres y las frutas y verduras tienen enormes beneficios sobre nuestra salud y cuantos más tomemos, mejor.
Actualización: el 28 de abril la misma revista que publicó el estudio PURE ha publicado un comentario que explica muy bien las deficiencias del trabajo: Associations of fats and carbohydrates with cardiovascular disease and mortality – PURE and simple?
6 comentarios
Excelente artículo!
Me sorprende que se haya publicado un articulo con estas carancias. Esto sólo lleva a confundir aún más a la población general.
Unilever podría hacer un estudio sobre mortalidad de sus productos cosméticos, toda la mierda cancerígena y disruptores endocrinos que llevan, pero es más fácil culpar a los hidratos
Otro documental totalmente sesgado y manipulado fue el de What the health.
Y cuidado tb con los estudios que dicen que las grasas son malas. No vaya a ser que metan todas las grasas en el mismo saco.
No estaría de más escribir acerca de lo que opinan los paleo acerca de los cereales integrales y de la abundante literatura científica que da validez a sus argumentos, así como por qué y de dónde vienen las recomendaciones del 60% de carbohidratos de la pirámide alimentaria, y lo mismo con el consumo de fruta y si es realmente necesario comer fruta o si no nos aporta nada que no nos aporten las verduras
Hay otros puntos de vista que se contradicen con los vuestros, estaría bien que razonaseis porqué vosotros tenéis razón
Hola. Respecto a los azúcares, ahora estoy usando azúcar de abedul para el cafe descafeinado o chocolate en polvo con leche de soja. ¿Está bien el azúcar de abedul? Gracias.