Menos lazos rosas y más medidas preventivas reales frente al cáncer de mama

Ayer fue el Día Mundial del Cáncer de Mama. Como en años anteriores, recibí una avalancha de mensajes bienintencionados con muchos lazos rosas que me recordaban lo importante que es “crear conciencia” sobre este tumor y fomentar la “sensibilización, la detección precoz, el tratamiento y los cuidados paliativos”.

 

Es indudable que los avances en diagnóstico precoz y los mejores tratamientos disponibles han sido fundamentales para mejorar los índices de curación total y de supervivencia entre las mujeres con cáncer de mama y que toda la inversión en estos aspectos es y será siempre bienvenida.

Sin embargo echo de menos que estos días no se hable más de la prevención de esta enfermedad. Y por prevención no me refiero a la detección precoz. Prevenir una enfermedad es impedir que aparezca, no detectarla pronto. Si la detectamos pronto ya es porque ya ha aparecido. Podremos disminuir mucho las posibilidades de que nos mate, que no es poco, pero el sufrimiento que conlleva padecer la enfermedad y su tratamiento no lo vamos a eliminar con la detección precoz. El tratamiento del cáncer de mama, como el de casi todos los cánceres, es duro, durísimo, y cambia radicalmente la vida de quienes lo padecen, por mucho que nos quieran vender una imagen rosa y edulcorada. Todo lo que podamos hacer por prevenir la aparición de uno de estos tumores, de evitar tantísimo sufrimiento, merece la pena.

 

¿Se puede prevenir el cáncer de mama?

Sí.

Por supuesto no en todos los casos (como en ninguna otra enfermedad), pero sí en un porcentaje importante (al menos un tercio, según la OMS). Como muchos otros cánceres, el de mama está  influido por el estilo de vida. Disminuyendo los factores de riesgo y potenciando los factores protectores podemos reducir  nuestro riesgo de sufrir cáncer. Algunos de estos factores están bajo nuestro control, pero otros dependen de medidas de salud pública cuya responsabilidad recae en las administraciones y en los gobiernos, pero que debemos conocer para poder reclamar, porque es nuestro derecho poder llevar una vida libre de enfermedad.

¿Cómo sabemos esto? Mirando la incidencia de cáncer en diferentes lugares del mundo. No todas las mujeres del planeta sufren cáncer de mama con la misma frecuencia. Las japonesas tienen (o tenían, esto está cambiando) aproximadamente  una quinta parte de los tumores de mama que tienen las mujeres estadounidenses. Lo puedes ver en la siguiente gráfica:

No creas que son los genes, o la pureza del agua de Japón. Las mujeres japonesas (y las asiáticas en general) que emigran a los Estados Unidos ven aumentar su tasa de cáncer de mama rápidamente. Tras una o dos generaciones viviendo en EEUU sus tasas de cáncer se han prácticamente igualado a las de las americanas.  No han cambiado sus genes, pero sí su estilo de vida.

Las japonesas son las mujeres más longevas del mundo; y uno de los grupos de mujeres con menos cáncer de mama.  Dentro de Japón hay zonas que todavía destacan por el mejor estado de salud de sus habitantes comparados con el resto del país. En la isla de Okinawa la esperanza de vida de las mujeres alcanza los 91 años y su tasa de cáncer es de las más bajas del mundo. Okinawa es una zona azul, uno de los lugares del planeta donde hay más densidad de personas centenarias, donde la esperanza de vida es mayor y donde la tasa de enfermedades crónicas es menor.

Examinar el modo de vida de los residentes de las zonas azules ha permitido identificar los factores que permiten mantener una vida más sana y durante más tiempo.  En concreto, las japonesas de Okinawa llevan una vida muy activa, comen frugalmente y su dieta es predominantemente (95%) vegetal. En Okinawa la dieta se basa principalmente en verduras (y dentro de ellas destacan los boniatos morados, súper ricos en carotenos), y también contiene cantidades generosas de arroz integral, tofu, setas, alga wakame, té verde y especias como la cúrcuma. Es una dieta rica en antioxidantes y baja en productos cancerígenos.

Factores que protegen frente al cáncer de mama

La lactancia prolongada. Dar el pecho al menos durante 6 meses protege frente al cáncer de mama. Parece que cuanto más tiempo amamantemos después de ese tiempo, todavía mejor. Dar el pecho es una decisión personal. Pero que una mujer quiera amamantar a su hijo/a y no pueda por motivos laborales, es una (ir)responsabilidad social y política. En este país los permisos de maternidad de 16 semanas hacen que el periodo de lactancia mínima recomendado de 6 meses sea impracticable para una gran mayoría de mujeres. Ampliar el permiso paterno cuando el materno no alcanza siquiera los 6 meses reales no está justificado. Menos lazos rosas y más medidas políticas que protejan la salud de las mujeres. Necesitamos permisos de maternidad que se parezcan a los que existen en el resto de Europa. De los de paternidad nos podemos ocupar un poco después, que no son tan urgentes.

Además, la edad a la que las mujeres tenemos hijos influye en el riesgo de cáncer de mama. De nuevo, si una mujer quiere tener hijos y tiene que posponer sus embarazos ante la falta de seguridad laboral y económica, esto está poniendo en riesgo su salud futura y no se soluciona con lazos rosas.

 

Alimentación. Las dietas ricas en verduras y hortalizas y en otros alimentos vegetales no procesados se asocian con una menor frecuencia de cáncer. Entre las verduras, las ricas en carotenos como los boniatos naranjas y morados (los que toman las mujeres de Okinawa), las zanahorias y la calabaza; y otras como el brécol y el resto de verduras crucíferas, así como las de hoja verde son las que han mostrado un papel protector más potente, especialmente en la prevención de los tumores más agresivos. Menos lazos rosas y más menús en colegios, hospitales, restaurantes y otros centros públicos que incluyan raciones generosas de verduras de todos los colores, y no solo unas miserables hojitas de lechuga de acompañamiento.

Una dieta rica en antioxidantes y en isoflavonas puede ayudar también a reducir el riesgo de recurrencia de este cáncer.

 

Soja. Numerosos estudios epidemiológicos señalan que la frecuencia de cáncer de mama es menor en las mujeres cuya alimentación incluye regularmente alimentos derivados de la soja, como tofu, tempeh, leche y yogur de soja. El efecto protector es más potente cuando la ingesta de soja se inicia en la infancia o en la adolescencia, que es cuando el tejido mamario se está desarrollando. Pero aun en las mujeres que ya padecen cáncer la soja sigue protegiendo, ya que disminuye la frecuencia de recidivas y aumenta la supervivencia. Las mujeres con mutaciones de los genes BRCA1 y BRCA2, que tienen mayor susceptibilidad al cáncer de mama, también se benefician del efecto protector de la soja.

Las isoflavonas de la soja tienen una función anti-estrogénica y por tanto disminuyen el efecto proliferativo de los estrógenos sobre el tejido mamario. La Asociación Americana de Oncología sugirió en el año 2012 que el consumo de soja tiene potenciales efectos positivos en el tratamiento del cáncer de mama, reforzando la acción del tamoxifeno (uno de los medicamentos utilizados para tratar este tumor).

Menos lazos rosas y más tofu en los menús de los comedores escolares, hospitales y centros de trabajo.

 

Ejercicio físico. Un elevado número de estudios han mostrado que el ejercicio físico regular a lo largo de la vida protege frente al cáncer de mama. De nuevo, hacer ejercicio durante la infancia y adolescencia podría tener un efecto protector todavía mayor. En las mujeres que ya tienen cáncer de mama, el ejercicio físico reduce la mortalidad. Menos lazos rosas y más promoción del ejercicio físico entre las niñas, adolescentes y mujeres y más facilidad para que las mujeres podamos hacer ejercicio físico regular (no, las tareas domésticas no cuentan en este apartado). ¿Dónde están las niñas en los patios de los colegios? En los alrededores y en las esquinas, sin moverse, mientras los niños varones se apropian del espacio y se mueven libremente por él. ¿Qué tiempo y qué posibilidades tenemos las mujeres adultas de hacer deporte o ejercicio físico? En todos los países del mundo, incluida España, las mujeres hacemos mucho menos deporte que los hombres. La menor disponibilidad de tiempo libre es uno de los factores responsables, pero también la inseguridad que sufrimos en los espacios públicos restringe nuestra libertad y posibilidades de hacer deporte cuando queramos.

 

Factores de riesgo para padecer cáncer de mama

Alcohol. Es uno de los principales tóxicos para las mamas. El alcohol es la séptima causa de muerte en el mundo, es responsable del 2,2% de las muertes en mujeres de todas las edades y del 6,8% de las muertes en varones. En mayores de 50 años el 27% de las muertes por cáncer en mujeres, (principalmente el de mama) y el 18% de las muertes por cáncer en varones tienen como factor predisponente el consumo de alcohol y esto incluye el vino. No existe una cantidad de alcohol que se pueda considerar segura, el alcohol produce daño desde la primera copa. Menos lazos rosas y más campañas de concienciación sobre los peligros del alcohol, especialmente en adolescentes. Que todavía mucha gente vive engañada pensando lo buena que es la copita de vino. Menos lazos rosas y más regulación sobre la publicidad de las bebidas alcohólicas y los lugares de venta de alcohol a adolescentes.

 

Consumo de carne. La carne roja y la carne procesada no solamente son factores de riesgo para desarrollar cáncer de colon, de estómago y de páncreas, como advirtió la OMS en el año 2015; también incrementa el riesgo de cáncer de mama. Además, los alimentos ricos en colesterol, sean o no carne, también se han asociado con este tumor.

Menos lazos rosas y más divulgación sobre los efectos de la alimentación en el cáncer. Menos lazos rosas y más legumbres en los menús escolares, en sustitución de la carne. Que encima no se considere una excentricidad pedir un menú sin carne para tus hijos, cuando de acuerdo a los daños que sabemos que produce debería ser lo normal que nadie la comiera. ¿Qué hacen los niños y niñas de escuelas infantiles y colegios comiendo salchichas y otras carnes procesadas, clasificadas por la OMS como cancerígenos probados para los seres humanos?

 

Sobrepeso. Mientras que no parece influir en el riesgo del cáncer de mama que aparece antes de la menopausia, sí que puede ser un factor de riesgo importante después de la menopausia. Si tienes obesidad o sobrepeso, especialmente si estás en la menopausia, plantéate seriamente reducir tu peso. Consulta con tu médico de familia para ver que no haya ningún factor médico subyacente que deba ser tratado. Un buen nutricionista y un entrenador personal te pueden ayudar a elaborar un plan para perder peso y mejorar tu salud de forma controlada y segura.

 

Estos son los factores más importantes que pueden influir en nuestras posibilidades de sufrir cáncer de mama. Hay mucho que podemos hacer y mucho que podemos exigir para detener la epidemia de casos de cáncer que estamos sufriendo en todos los países occidentales. Ponerse un lazo rosa un día al año no parece ayudar mucho a las mujeres que sufren cáncer ni a sus familias.  A mí además me preocupa que el lazo rosa se convierta en una “venda rosa” en los ojos que nos infantiliza y nos impide ver muchas de las acciones que podríamos llevar a cabo para protegernos a nosotras y a nuestras hijas.

8 comentarios

  1. Los permisos para que los padres cuiden de lxs hijxs no es algo que se deba dejar como no prioritario porque en ello también va la salud,libertad y autonomía de las mujeres.

  2. Me ha encantado el artículo. La prevención es clave y en el sistema sanitario no tiene la importancia que debería. Solo hay algo en lo que no estoy de acuerdo. Alargar el permiso materno es muy urgente pero eso no quiere decir que no haya que hacerlo con el paterno. Trabajo en un hospital infantil, en cuidados paliativos. Qué importante es para la mamá tener a su pareja a su lado si hay un ingreso inesperado cuando nace el bebé, cuando el diagnóstico y pronóstico son fatales, cuando hay que gestionar recursos y ella sola no puede porque tiene que atender un niño enfermo. No pensemos solo en la normalidad para atacar el permiso paterno. Pensemos en la discapacidad y enfermedad de los niños. En la importancia de la coresponsabilidad (porque no está reñida con el respeto al vínculo y apego madre e hijo y porque justamente tener un compañero o compañera durante la baja materna podría dar mayor tranquilidad….

  3. A mi también me parece totalmente prioritario el permiso de maternidad hasta los 6 meses minimo. Yo me apañé para seguir con la lactancia exclusiva hasta aprox esa edad pese a trabajar y mis tres hijos y yo hemos disfrutado de una lactancia prolongada y feliz que si no hubiera sido por la suerte y un horario muy flexible no habríamos podido tener. A escala poblacional la lactancia materna es un factor de salud muy importante para madres y niños. Y a mi me proporcionó los 9 años mejores de mi vida. El vínculo q se crea, la intimidad sobre todo conforme van creciendo es tan increíble q me parece aberrante q debas renunciar a esa vivencia y al resto de beneficios q aporta por factores externos a tu voluntad y a la de tu hijo. Además q la interacción con tu hijo aumenta tanto conforme crece que con menos de cuatro meses no puedes saber a qué estás renunciado.
    Ampliar el permiso paterno estaria muy bien, pero no lo veo prioritario y a mi me parecería mas útil q fuera tras los seis o mas de la madre . Mi primer hijo nació poco después de q se aprobara el permiso de 15 días y así nos pudimos apañar muy bien sin necesitar meter a las abuelas en casa, y seguro que para casos de problemas de salud en los recien nacidos e hijos en general se deberían hacer muchas cosas más. Si tu hijo ingresa en un hospital al poco de nacer (no se si era hasta el primer mes) te añaden ese tiempo a tu baja de maternidad, pero¿ Y si ya tiene cinco meses?
    En fin, gracias por el artículo, la prevención parece el patito feo de la sanidad española y es lo mas barato e importante.

  4. Buen articulo, sin duda muy cierto aunque hay que documentarse mejor referentea la Soja, no es tan favorable como aquí se expone, y personalmente como Higienista, me entristece ver que no se menciona la fruta para nada. Por lo demás es un buen articulo felicidades y buen trabajo.

    1. Hola Bastian,
      Gracias por tu comentario.
      En cuanto a la soja, me he documentado extensamente, igual que hago con todo sobre lo que escribo, y este artículo es el resultado de ese proceso de documentación. En el texto tienes los enlaces a los estudios originales que apoyan cada una de las cosas que afirmo. Y en este otro artículo puedes encontrar otros estudios similares: https://mipediatravegetariano.com/no-los-fitoestrogenos-no-son-estrogenos-y-la-soja-no-es-un-disruptor-hormonal/
      La fruta por supuesto que se menciona, en el apartado de la alimentación. La capacidad protectora más potente se ha visto con las verduras y hortalizas y por ello están mencionadas de forma más destacada, pero también se citan otros alimentos vegetales como potencialmente protectores, y entre ellos la fruta.
      Un saludo,

  5. MUY BUEN ARTICULO, aunque eche en falta mencionar los factores emocionales, traumas no resueltos, memorias del transgeneracional, etc.

    Muchas gracias, un saludo

  6. Para completar el origen del desequilibrio en el organismo, (enfermedad) seria importante tener en cuenta los tres pilares:

    Mente, Cuerpo y Espiritu : Nutrición física y emocional correcta.

    Ejercicio fisico moderado.

    Atender los traumas no resueltos, memorias del transgeneracional.

    Coherencia en el pensar, sentir y hacer, para poder gestionar correctamente las situaciones de la vida.

    Ser conscientes o tomar conciencia de la necesidad de hacer cambios para lograr el equilibrio perdido y responsabilizarnos de nuestros pensamientos, palabras y acciones, dejando la actitud victimista y la culpa en lo posible.

    En definitiva , tomar las riendas de nuestra vida. Empoderándonos desde la toma de conciencia e integrando la sombra.

    Gracias, un saludo

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